ETAPAS DEL DESARROLLO EN UN PERRO: SEGUNDA ETAPA (de 8 a 13 semanas)

ETAPAS DEL DESARROLLO EN UN PERRO: SEGUNDA ETAPA (de 8 a 13 semanas)

ETAPAS DE DESARROLLO: De 8 a 13 semanas. Exploración oral. Por Mary Sánchez – Pasión 4 Dogs

Esta etapa, como bien describe su propio nombre, trata del uso de la boca en el cachorro, y es precisamente donde los humanos solemos “empezar a meter la pata”.
Si dejásemos a la naturaleza seguir su curso, el cachorro aún estaría con su madre y hermanos y esta necesidad de usar la boca, la cubriría en compañía de ellos.
La mamá perra comienza el destete; eso no significa que deje de dar de mamar de golpe, sino que cada vez maman menos y se van desapegando progresivamente de la madre, acercándose para mamar y descansar, hasta que finalmente, dejan de mamar.
También la mamá se lleva más tiempo fuera de la madriguera buscando alimento para ella misma, aunque no son períodos de tiempos excesivamente prolongados.
Los cachorretes van ganando más movilidad y empiezan a interaccionar con juego entre los compañeros de camada. Juegan a mordisquearse. Evidentemente, con esos dientecillos afilados, alguno chillará, pero el perro no aprende a controlar la boca por eso, sino a base de ensayo y error, repitiendo continuamente las mordidas.
Empiezan también a explorar el entorno más próximo: los alrededores de la madriguera. Estos entornos son reducidos.
El cachorro ve un objeto, lo coge, lo mordisquea y lo vuelve a soltar y a oler. Si es algo más “interactivo”, como una hoja, un palo, un bichito…, lo mordisquean para romper estructuras celulares y potenciar el olor, y una vez que lo han hecho, deja de interesarles, ya que tienen se sentirán más atraídos por otras cosas nuevas. Por ello, necesitan mordisquear y que haya suficientes cosas diferentes para hacerlo. Comienzan a registrar olores, texturas, ruidos…
En esta etapa, si a un cachorro no se le estimula externamente, no serían capaces de andar 2 metros en línea recta. Y por el momento, ni falta que les hace.
Tampoco son capaces de alejarse demasiado de la madre, ni tienen autocontrol, ni emocional ni físico, ni controlan los esfínteres. No pueden frenarse si son estimulados, ni son capaces de quedarse solos, ni de ser autónomos, y, mucho menos, de concentrarse.

¿Qué solemos hacer mal con cachorros en esta etapa?
Primer error, separarlo de la madre y hermanos a los 40 días, o sea, que nos estamos comiendo con patatas ni más ni menos que 51 días, en los cuales la madre y los hermanos tendrían la función de ofrecerle el contacto y la seguridad que necesita a la hora de atreverse a explorar y volver a la seguridad que supone su madre; aparte de pasar de lo que sería un destete progresivo por parte de la madre a un todo-nada. Para más inri, separamos al cachorro de su madre y hermanos cuando aún no ha empezado por él mismo ese desapego.
Segundo error. Pasa de estar en un entorno muy reducido a una casa para ellos enoooorme, con multitud de novedades que no ha visto antes, con gente que no conoce, sin referente de seguridad alguno, y, si ya lo llevamos a la calle, lo dejamos que miles de desconocidos lo jaleen, lo toquen, se le echen encima, y la multitud de barbaridades que hacemos inconscientemente con los cachorros, lo terminamos de “arreglar”.
Tercer error, la madre y los hermanos le van a permitir morder todo y a todos, las veces que necesite, aunque le hagan saber que “hace pupa”. Nosotros le quitamos todo de la boca, andamos con preocupación cada vez que coge algo, y tenemos muchas prisas en que deje de darnos bocaditos, a veces sobre todo si tenemos niños en casa, porque “el perro no puede morder”.
Cuarto error. En lugar de ofrecerle mucho descanso, como es necesario, lo estimulamos para que nos siga, e incluso le rompemos el descanso cuando está tranquilo.
Quinto error. Lo dejamos solo. En la naturaleza, cuando un cachorro llora, la madre acude. Eso le da seguridad. El dejarle llorar lo que le da precisamente es desconfianza, ahora y en un futuro.
Sexto error. Le empezamos a “pedir” cosas, tenemos prisa en que aprenda a ser limpio, cuando es incapaz incluso de controlar sus esfínteres. A un bebé no se nos ocurriría intentar enseñarlo a hacer sumas… ¿Por qué nos parece tan normal enseñar a un cachorro tan pequeño a sentarse, a dar la pata, etc, etc, cuando simplemente no toca?
Esto es lo que ahora mismo se me ocurre, pero seguro que me estoy dejando cosas en el tintero.

¿Qué podemos hacer si llega a casa a un cachorro con esta edad? Intentaremos aproximarnos lo más posible a lo que haría en un entorno natural:
– No estar todo el tiempo “encima” del perro, dejarlo a su aire, descansar y explorar, y acudir si nos necesita.
– Ofrecerles en un principio unos entornos muy limitados, por ejemplo, una habitación, e incluso partes de distintas habitaciones si de día estamos mucho tiempo en una zona, y de noche en el dormitorio, e ir progresivamente ampliando y enseñándole otras partes de la casa según vaya aumentando, con la edad, su seguridad y su necesidad de explorar. Y ya, la calle, en esta etapa, ni plantearlo. Ni emocional ni físicamente están preparados para ello.
– Si tenemos visita, que no agobien a los cachorros.
– No debemos sobreexcitarlos, ni llamarlos para que nos sigan. Dejar que vayan a su aire y que estén cerca de nosotros cuando estén activos.
– Ofrecerles un entorno tranquilo, seguro, no ruidoso y dejarlos descansar. Evitar ponerlos en una zona de paso.
– Ofrecerle contacto físico, lo cual no significa que esté todo el día en brazos, sino que “sientan” tu calor cuando lo necesiten, que puedan tumbarse a tu lado o incluso sobre ti si lo deciden.
– En caso de cachorros, cuando he tenido en acogida, siempre han dormido conmigo. Sé que esto es algo que a muchas personas no les agrada, pero es una forma de ofrecerles precisamente esa seguridad y ese contacto, y de que no tengan problemas a la hora de descansar, y como consecuencia, de que nos dejen dormir a nosotros ;). Si esto no es factible, al menos colocar una cama a una altura donde podamos ofrecer aunque sea el brazo.
– Dejarlo explorar sin intervenir, hacer una casa “a prueba de cachorros”, quitar de en medio todo aquello peligroso o que, simplemente, apreciamos demasiado como para que ocurra un accidente.
– Ofrecerle muchas cosas y muy diferentes para morder y conocer, y no solo hablo de juguetes. Palitos, hojitas, textiles, etc, etc. Es normal que muerdan y rompan.
– Nos toca lucir por un tiempo tatuajes de colmillitos. Dejar que nos muerda, así aprenderá a controlar la mandíbula. Un perro con un buen control de boca es muy delicado cogiendo cosas y, recuerda, las cosas no gritan cuando las aprietan.
– Al igual que nos parecería totalmente ilógico dejar a un bebé solo y desprotegido, tampoco debemos dejar solo y desprotegido a un bebé de perro. Debemos acudir cada vez que nos lo solicite.
– No intentar enseñarle NADA. El aprendizaje que necesita en esa etapa lo va a obtener de mordisquear lo que se encuentre a su alrededor.
– No presionar con que aprendan la conducta higiénica. Estamos pidiendo que no se haga pis ni caca al equivalente de un niño con pañales. Simplemente, no toca.

Seguro que tras leer este artículo os habéis dado cuenta de la cantidad de cosas que hacemos mal con respecto a los cachorros en esta etapa tan fundamental de su desarrollo, ¿verdad?