Por Mary Sánchez Tey de Pasión4dogs
Nos parecería totalmente absurdo y fuera de toda lógica reñir o castigar a un bebé humano por hacer sus necesidades fuera del pañal, por llorar o balbucear, dejarlo solo o pedirle que resuelva raíces cuadradas o ecuaciones de segundo grado. Sin embargo, esta concepción y ese sentido común que tenemos de lo que podemos y no podemos pedir y esperar de un “cachorro humano”, a veces, muchas por desgracia, no las tenemos cuando se trata de un cachorro de perro.
Tanto en bebés humanos como en bebés caninos existen unas etapas de desarrollo, y, al igual que a un bebé humano de 3 meses no le podemos pedir lo mismo que a uno de un año, ni al de un año lo mismo que al de tres, ni al de tres lo que al de siete, etc., a los cachorros de perro, según la etapa en la que estén, tampoco se les puede pedir lo mismo, y, peor aún, no les podemos pedir que se comporten como si se tratasen de perros adultos. Cada etapa tiene una serie de capacidades e incapacidades, y tendremos que ir comprendiéndolas, acompañando y cubriendo las necesidades que se nos presenten para que, finalmente, nos encontremos con un perro adulto “capaz”.
“Cuando los perros crían a sus vástagos, los convierten en perros perfectos. Cuando los lobos crían a los lobeznos, los convierten en lobos perfectos, preparados para afrontar una vida como “supervivientes”. Cuando los humanos intentar convertir a sus cachorros en perros, se topan con un problema. ¿Por qué? Lo primero de todo, nosotros no permitimos que los cachorros se desarrollen naturalmente, de la forma en que deberían y tendrían que desarrollarse si hubieran sido educados por otros perros. Y lo segundo, esperamos que los perros respeten nuestras reglas humanas, lo que, a menudo, no tiene ningún sentido para ellos y fracasamos al no tener en consideración la edad del perro, su estado de desarrollo y su capacidad. El resultado es que el perro nos decepciona, no consigue cumplir nuestras expectativas. Los cachorros que crecen rodeados de otros de su especie, aprenden, de forma gradual, el autocontrol que necesitarán cuando sean adultos. ¡Y lo aprenden muy bien! Como adultos, ese autocontrol es necesario para poder sobrevivir. Nosotros tenemos que enseñar a los cachorros que crecen de un modo similar a como sería educados de forma natural, por otros perros, desde su nacimiento hasta que alcanzan su vida adulta.”
Extracto del artículo de Turid Rugaas “La locura adolescente”
En cada etapa también aparecen unos estresores asociados a las mismas, y entre cambios de etapa, aparecen períodos de miedo, que se solucionan bajando el ritmo y dejando que el propio perro gane seguridad, sin exigencias ni contracondicionamientos. En esta serie de artículos, vamos a ir viendo en qué consiste cada etapa, para así poder construir un perro adulto a través del conocimiento de las necesidades, capacidades e incapacidades de las mismas.
ETAPA DE 0 A 2 MESES
Esta primera etapa es conocida como la etapa materna. En ella, el cachorro está muy orientado hacia su madre, y la intervención por nuestra parte, en condiciones normales debería ser mínima.
Desgraciadamente, hay mucho desaprensivo suelto que abandona camadas de lactantes, y, en la medida de lo posible, tendremos que tomar nosotros ese rol de madre si queremos sacar estos cachorros adelante. Para un cachorro de esta edad, es imprescindible que su mamá, o en su defecto, nosotros, acudamos a su llamada, ya que eso le va a generar seguridad. El contacto físico también favorece su desarrollo, incluido el físico. Si está con la madre y los hermanos, esto ya lo tendrá cubierto. Si carece de la madre, necesitan que los estimulen para hacer sus necesidades, y necesitan el contacto físico, sin agobiarlos ni caer en el manipulado excesivo o inadecuado.
Necesitan unos descansos de unas 22h diarias, y el entorno en donde se encuentren debería de ser muy tranquilo y seguro, sin molestias y sin visitas o interrupciones continuas. Lo ideal es que este período lo pase acompañado de su mamá y sus hermanos, y que nosotros seamos simples observadores. En esta etapa empiezan a desarrollarse los sentidos, y cierta propiocepción, y comienzan a registrar algunos estímulos de su entorno más próximo. No es capaz de tener autocontrol, de concentrarse, de controlar los esfínteres y de frenarse si lo estimulamos con juego excesivo por ejemplo. Es totalmente absurdo pretender que un perro a esa edad no se haga sus necesidades, o querer que lo haga en un sitio determinado.
Los estresores principales en esta etapa son las manipulaciones, la falta de su madre, la soledad y la falta de contacto, la falta de descanso, el ambiente con exceso de estímulos (ruidos, luces, movimientos…), el destete prematuro, la temperatura inadecuada, los ruidos intensos o continuos, el hambre y la sed, y el que nosotros tengamos prisa por generarles aprendizaje. Es importante recordar que se trata de bebés. Antes de los 2 meses puede aparecer un período de miedo, ya que, al ir incrementando el cachorro sus movimientos, se separa más de la madre. Estos miedos pueden complicarse si se nos da el caso de un destete prematuro.