EL DIFÍCIL ARTE DE NO HACER NADA O CÓMO NO CREAR UN PROBLEMA DONDE NO LO HAY

EL DIFÍCIL ARTE DE NO HACER NADA O CÓMO NO CREAR UN PROBLEMA DONDE NO LO HAY

EL DIFÍCIL ARTE DE NO HACER NADA O CÓMO NO CREAR UN PROBLEMA DONDE NO LO HAY
Por Mary Sánchez – Pasión4Dogs

Muchas, muchísimas veces, nos olvidamos de que los animales en general, y los perros en particular, tienen unas capacidades resolutivas intrínsecas que no necesitan de intervención humana. Queremos a nuestros animales con los que convivimos, nos preocupamos por ellos, cada vez intentamos ser más conscientes de lo que les está pasando, pero, precisamente por ello, a veces pecamos de intentar solucionarles cosas que realmente no lo necesitan.
Escribo esto porque he decidido plasmar en papel una circunstancia que me ocurrió el otro día. Una compañera aún en formación me comentó que su perrita, estando en su paseo nocturno la noche de Halloween, se asustó con un petardo, y que ya no quería continuar por ese camino. También advirtió al día siguiente que no quería coger por ahí. Me preguntó que qué hacía. Mi respuesta fue NADA. Simplemente respeta sus tiempos y sus decisiones, actúa con normalidad, no la fuerces a nada y sigue siendo ese referente de calma y seguridad que eres para ella. Al día siguiente, la perrita decidió continuar su camino por ahí, aunque de noche prefirió cambiar la ruta, y el día siguiente a ese continuó su paseo como si nada hubiese sucedido hasta el día de hoy.
Os pongo el ejemplo “humano” que le puse a ella para que comprendáis un poco mejor por qué opté por no hacer nada.
Imaginad que os enteráis que a un vecino vuestro lo han asaltado en plena calle en una zona próxima a vuestro domicilio.
Opción 1: Como nos afecta, porque vemos en ese momento nuestra integridad en peligro, igual decidimos cambiar la ruta por donde volvemos a casa y/o evitar pasar por ahí en horas más oscuras con la calle más vacía. Esto igual lo mantenemos durante un par de días, y al tercero ya ni nos acordamos y volvemos inconscientemente a nuestra rutina habitual.
Opción 2: Como me ha dado miedo, me busco el barrio más cani de la ciudad. Me voy con una persona que me enseñe a una distancia donde yo no me sienta en peligro a unos delincuentes trapicheando con drogas y portando navajas mientras esta persona me va repartiendo caramelos, y cada vez nos vamos poniendo más cerca, incluso me busca a unos delincuentes de poca monta en un principio para que me den los caramelos ellos mismos, o sea capaz de estar a su lado porque ya no me afectan, hasta que sea capaz de estar al lado de la misma mafia siciliana con metralletas…
La opción 2 es totalmente descabellada, ¿no?. Pues cuando trabajamos una desensibilización sistemática con un perro, es lo que hacemos. Si el perro simplemente ha tenido una reacción de miedo puntual por algo además lógico, ¿qué necesidad hay?. No nos olvidemos de que el miedo es una emoción primaria, que además va de la mano de la prudencia y del sentido común. A mí no se me ocurre meterme en mitad de unos petardos que están estallando, me alejo, y si sospecho que van a a seguir tirándolos mientras yo paso por ahí, pues evitaré ese camino. Es una reacción de miedo lógica, porque me salva la vida.
Sería diferente si estuviésemos hablando de una fobia, de un miedo totalmente irracional, con una reacción exorbitada, y habría que ver mucho más del estado emocional y general del perro, y de la convivencia propiamente dicha, antes de que la propia fobia en sí, porque seguramente el problema no esté solamente ahí.
Tenemos que respetar al ser que tenemos al lado, y, aunque nos preocupe determinadas reacciones que puedan llegar a tener, tenemos que analizar si esa reacción es lógica ante esa situación, y ayudarla a salir de ella sin hacer intervenciones totalmente innecesarias.
Mi gran consejo: Dejaos llevar por la lógica y el sentido común, no cread un problema donde no lo hay.